La comida recién hecha suele tener un sabor más fresco y una textura más tierna y jugosa, ya que no ha sido sometida a los procesos de envejecimiento o refrigeración que pueden afectar la calidad de los alimentos. La comida recién hecha se considera generalmente como más saludable y sana, ya que no contiene conservantes ni aditivos artificiales. Además, también se cree que la comida recién hecha es más sabrosa y satisface mejor el apetito.